Honro y celebro la presencia del Cristo morador cada momento de mi vida.

Al interactuar con mis seres queridos, acepto tanto el significado espiritual como las demostraciones externas de la Navidad. Sigo el ejemplo de Jesús. En los Evangelios leemos que él disfrutaba socializar con la gente, asì como también pasar tiempo solo en oración y silencio. Día a día, equilibraba con maestría las experiencias internas y externas.
Yo también equilibro la alegría de la estación con el gozo de la presencia divina en mì.
En tu presencia hay plenitud de gozo.- Salmo 16:11
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