PERDONAR.
Perdono y mi divinidad florece.
Si alguna vez me siento abatido, sin ayuda ni apoyo, recuerdo que en verdad, no puedo estar solo. Dios está en mi y mi alrededor todo el tiempo. Su presencia vive en mí. En esta conciencia, desisto de cualquier sentimiento aislante.
Soy uno con Cristo. En mí moran el poder, el amor y el gozo divinos. Ningún problema externo tiene el poder de apartar a Dios de mí. Oro para ver las condiciones desafiantes bajo una nueva luz. Tengo la entereza para apreciar la actividad de Dios aun en la persona o situación que parce causarme sufrimiento. Pido descubrir cómo todo obra para mi mayor bien. Mis oraciones son respondidas en el momento correcto y perfecto. Dios esta en mí y recibo consuelo.
Él entonces le dijo: ´´Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas´´.-Lucas 15:31
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